En este espacio de presencia, silencio y reflexión para encontrar el sentido de la Navidad, queremos manifestar este año dos aspectos importantes: Hagamos frente a la extrema derecha desde el mundo del trabajo y construyamos la paz.
– En primer lugar, las mejoras de las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras se han logrado a través de décadas de luchas frente a intereses económicos y de ideologías políticas que pretenden rebajar estos derechos. Pero actualmente están más en peligro que nunca frente al crecimiento de la extrema derecha y su entrada en las instituciones.
– Vemos que el neoliberalismo capitalista va destruyendo el tejido social por medio de la privatización y desregulación. Ha aumentado la riqueza de unas minorías especuladoras que se han beneficiado de ventajas fiscales, han debilitado a los sindicatos, han aumentado las desigualdades y se ha perdido capacidad adquisitiva.
– Las políticas neoliberales y la deriva de las izquierdas impotentes arrastradas por las corrientes conservadoras van desarticulando la sociedad. Los partidos de extrema derecha quieren aparentar estar en contra del sistema pero terminan potenciando el neoliberalismo y las desigualdades.
– Esto crea un estado de miedo, de xenofobia y rechazo a los discrepantes, inmigrantes y disidentes a los que se acusa de ser los causantes de desórdenes y de todos los problemas. Y cuando vienen elecciones una parte del pueblo trabajador acaba votando partidos de derecha y de extrema derecha.
– El papel de los sindicatos se ve afectado por un lado por el descrédito amplificado y divisiones provocadas por la extrema derecha en los puestos de trabajo.
– El sindicalismo democrático debe enfrentarse a él y debe seguir apelando a la unidad de los trabajadores. Los sindicatos y movimientos cristianos obreros ya están reaccionando para combatir primero el discurso de extrema derecha y desmontar los discursos de odio, discriminación (por xenofobia, género, o racismo) y también pensando en personas, especialmente los jóvenes, que no tienen trabajo .
-En segundo lugar, igualmente importante y urgente, construyamos la paz:
Queremos la paz de la convivencia, diversa, plural, que respeta la vida y la dignidad de todos.
Queremos la paz protectora, que no devuelve mal por mal, que evita la espiral de violencia.
Queremos la paz desarmada, que no da argumentos para ser atacada porque nadie amenaza.
Queremos la paz de la defensa noviolenta, que de antemano disuade al agresor de intentar cualquier invasión.
Queremos la paz del respeto al derecho, nacional e internacional, del respeto a los derechos humanos. Queremos la paz sin preparar la guerra.
Queremos la paz de la vida digna con las necesidades fundamentales cubiertas.
Queremos la paz de la noviolencia creativa, la que desobedece por exceso, la que desconcierta y busca interpelar la conciencia del agresor hacia la dignidad humana.
Queremos la paz inteligente, que intenta distinguir las causas ocultadas del conflicto.
Queremos la paz como un camino, en el que paso a paso, ligeros, sin dormirnos, reduzcamos los desequilibrios, reduzcamos el gasto en defensa armada y organicemos la autodefensa noviolenta.
(Extraído de: “Hacer frente a la extrema derecha desde el mundo del trabajo” de Jordi Pujadas Ribalta y “Decimos no a las guerras. Queremos la paz, pero ¿qué paz?” de Martí Olivella Solé).