[Miryam Pérez y Noelia Sánchez, militantes de ACO Madrid] Nos llega este parón en la vida… Nos ha pillado por sorpresa… Y parecía de ciencia ficción. Primero el cierre de los centros escolares, teletrabajo, confinamiento en las casas… En ese momento, en ACO Madrid estábamos coordinando un proceso de formación sobre la encíclica del papa Francisco Laudato Si, también un encuentro de oración en torno a la Semana Santa y además una convivencia con la JOC de Madrid… De repente toda la militancia se para… porque nos piden parar y primero tenemos que adaptarnos a la situación: conciliar el “teletrabajo” con las criaturas en casa y sus tareas escolares; o situarse en centros sanitarios donde no es difícil darse cuenta de que todos los recortes tanto de personal como de material así como las privatizaciones que se llevaron a cabo en la comunidad de Madrid durante muchos años, se visibilizan en esta emergencia sanitaria; o hacer horas extra en los supermercados durante las primeras semanas del estado de alarma y vivir con incertidumbre todo el tema de la seguridad laboral.
Además a la militancia nos van llegando las noticias de compañeras y compañeros a los que se les ha llevado a ERTE… En los distintos ambientes en que nos movemos empezamos a escuchar sobre autónomos que tienen que echar el cierre y es una auténtica catástrofe para ellos, viven al día y ganan lo justo. Pequeñas empresas del barrio que no sabemos si podrán abrir a la vuelta. Despidos sin ningún tipo de derechos tras las últimas reformas laborales. Muchos trabajadores “falsos autónomos” que trabajan enganchando proyectos que van surgiendo que ya no tienen en qué trabajar y que no tienen ninguna protección. Además existe un discurso neoliberal, capitalista, que está muy hondo calado en todas/os y que se está promoviendo desde la propia comunidad de Madrid y avalado por el Real Decreto donde dice que si no recibes un servicio no tienes porqué pagarlo. Y bajo este paraguas se está amparando que todo vaya cayendo desde abajo como un castillo de naipes. Donde no se sostiene al otro, sino que se le desampara. Por ejemplo, el consejero de educación de la comunidad de Madrid excusó dejar de pagar a todas las gestoras privadas (que realizaron ERTES) de escuelas infantiles porque “no estaban dando un servicio”. Como si los cuidados (a menores) fuesen servicios que no requieren una continuidad y las educadoras no mereciesen la dignidad de seguir siendo sostenidas en estos momentos. Detrás de cada uno de estos hechos hay rostros concretos que tú y yo conocemos… En fin un panorama que desalienta en lo laboral y que preocupa en cuanto al crecimiento en la desigualdad social que va a generar. Ahí como militantes tenemos que tener el foco puesto. No sólo cuando este encierro termine, sino ya, a día de hoy debemos estar ahí atentas/os y denunciando. Porque las cosas se están transformando ahora y esta inmediatez nos requiere una respuesta rápida. Los sindicatos, están trabajando en ello. Nuestra labor como militantes debe estar en estar alerta a todo esto y hacer partícipes a nuestro alrededor.
El confinamiento en casa nos hace a la militancia de Madrid tener más necesidad de encontrarnos y aquí las nuevas tecnologías están cumpliendo un papel fundamental para vernos las caras, para saber cómo estamos, cómo están nuestras familias, amistades... y encontrarnos incluso más veces que cuando lo hacíamos de forma presencial (en nuestro equipo de vida las distancias unas de otras son de kilómetros). Y necesitamos rezar… tomar el Evangelio y abrigarnos con la vida de Jesús, sus testimonios y su acción. Expresamos nuestra preocupación por las situaciones sociales de desprotección que empezamos a ver en las personas cercanas, sabiendo que es sólo la punta del iceberg y que como militantes en compromiso tenemos una gran tarea por delante… Además salen a la luz todos los gestos esperanzadores y de fraternidad que vamos contemplando: las redes vecinales para sostener a las personas ancianas o solas; las redes entre trabajadoras de la salud para sostener a las que son madres para que puedan conciliar el trabajo con el cuidado de criaturas...
Además, en todo este proceso nos llega la noticia de que ingresan a uno de nuestros dos consiliarios de Madrid: Ángel Frías. Los primeros días podemos hablar con él por teléfono, pero después su teléfono se quedó sin batería. A su hermana le comunicó el fallecimiento la doctora y todas recibimos la noticia el lunes 29 de marzo. Nos quedábamos “des-angeladas”. Enseguida la militancia nos ponemos en marcha con la idea de hacer una despedida a Ángel [en la imagen, foto del equipo del 10/01 pasado con Ángel a la derecha del todo]. Así el domingo 4 de abril, teníamos una celebración cálida y entrañable a través del ordenador. Qué necesario es siempre despedirse, pero yo diría que aún más en estos momentos!!! Fue una celebración llena de imágenes de Ángel, de sus testimonios de su vida en la voz de la militancia, de recuerdos acompañados de la luz de las velas, de canciones e incluso de buen humor. Terminamos la Celebración llenos de una energía y esperanza renovada: El Espíritu del Señor estaba sobre nosotras y nosotros.
Estoy convencida de que la despedida desde la fe de nuestro querido Ángel nos ha impulsado de nuevo a ponernos en marcha a ACO Madrid. Ángel, como siempre y desde su sencillez, nos ha sacado de la parálisis para impulsarnos a la acción. No podía ser de otro modo. Ángel fue un cura obrero, de los que trabajó en Alemania, donde fue consiliario de la JOC y trabajó siempre al lado de los más personas más vulnerables.
Un abrazo hermano.
Gracias por la huella que dejaste en todas las personas que tuvimos el privilegio de estar a tu lado.